Hablar de la calidad de tu empresa es hablar de éxito. La calidad del producto que fabrica tu empresa trae consigo un aumento de los beneficios y una buena imagen de cara al cliente. Sin embargo, gestionar la calidad trae consigo unos costes, que se identifican como costes de calidad y costes de no calidad, que es lo que explicaremos en este post.

La gestión de calidad busca la consistencia de la empresa en todas sus departamentos, es decir, la evaluación de todos los medios de la misma, para evitar errores en el producto, por medio de controles de calidad, tanto en los procesos de producción, como en el funcionamiento de los distintos departamentos.

costes de calidad

Costes de calidad y de costes de no calidad

¿Qué son los costes de calidad?

Los costes de calidad son aquellos recursos invertidos por en la empresa para el cumplimiento de los requisitos de calidad, al mismo tiempo que se evitan y prevenienen errores en la producción, como por ejemplo los costes relacionados con equipos de medición, controles de producción, gestión de la documentación, formación de empleados, etc.

¿Qué son los costes de no calidad?

Se entiende por costes de no calidad como aquellos gastos que debe realizar la empresa cuando no se han cumplido los requisitos de calidad o exigidos por el cliente y por tanto es necesario volver a procesar el producto para corregirlo.

Si los costes de no calidad suponen un alto porcentaje del total de los gastos, debes analizar cuál es la causa raíz, ya que es muy probable que algún procedimiento o proceso de producción no está funcionando como debiera.

Ejemplo de costes de no calidad

Vamos a ver un ejemplo de lo que serían costes de calidad:

Una empresa de alimentación, fabricó y distribuyó un lote de latas con champiñones, que después de ser entregadas al cliente, se dieron cuenta de que ese lote estaba caducado.

La empresa tuvo que hacer una evaluación exhaustiva del proceso de producción y la conclusión fue que hubo un error en la fecha de caducidad, ya que se imprimió la fecha equivocada.

Posteriormente, el personal de imprenta fue asesorado y se verificó la impresión de las etiquetas, así como la revisión de la maquina etiquetadora por parte de técnicos contratados.

La empresa tuvo que recoger todas las latas y volver a etiquetarlas, para no mostrar falta de confianza al cliente. Los gastos de recogida, reimpresión y redistribución suponen un claro ejemplo de costes de no calidad, que se elevaron a más de un 15%, representando una pérdida significativa para la empresa.

Tipos de costes de calidad y no calidad

Vamos a ver ahora los diferentes tipos de costes de calidad y de no calidad.

Costes de prevención

Los costes de prevención son aquellos costes resultantes de todas las actividades hechas para evitar posibles errores en los productos.

Son gastos que tú –como empresario- podrás convertir en inversión, en función de evitar más costes, bien sea por errores y fallos. Esta inversión contempla la revisión de nuevos productos, planificación de la calidad, evaluación de los proveedores, proyectos con miras a mejorar la calidad y la capacitación de tu personal.

Costes de evaluación

Son ese tipo de costes con los que se evalúa el desarrollo e impacto de las actividades realizadas para encontrar la calidad. Inspección desde el origen hasta el final del proceso, auditorias del producto y procesos, y mantenimiento y calibración de equipos, son algunos de puntos establecidos en este tipo de costes.

Costes de los fallos

Es aquella inversión generada por un error en el producto y que a su vez produce un no conformidad en las necesidades de tú cliente.

Estos se dividen en costes de fallos internos descubiertos antes de que el producto lleguen a manos del cliente, generado por desperdicios de material debido a sus errores, reinspecciones al 100% por las fallas presentadas y reducciones de precio ante la falta de calidad.

Mientras que los costes de fallos externos son generados una vez encontradas las fallas después de terminar el producto, entre los que se pueden mencionar gastos por reclamaciones y/o devoluciones del cliente o gastos por garantía.

En ese sentido, para determinar el coste final o global que requiere tú empresa y para establecer parámetros de calidad que te lleven al éxito, debes sumar los tres tipos de coste que, tal y como hemos dicho, más que gastos son inversiones para tu empresa.

La definición de los costes de calidad se ajusta a cada tipo de empresa en concreto. Se considera que los costes de calidad más importantes son los de fallos, que sin una buena gestión de la calidad, pueden dispararse considerablemente.

Es por ello que si tú empresa actualmente atraviesa por esta etapa de reingeniería y corrección, no es momento de desanimarse, ya que más que un golpe a tu organización, debe ser vista como una gran oportunidad de mejorar tus procesos, a fin de que estos puedan satisfacer las necesidades de los clientes.

Reducción de costes de calidad

Si quieres que tu empresa sea muestra confianza al cliente, es recomendable no escatimar los gastos resultantes de los costes por fallos o no conformidad, ya que tú empresa se debe a ellos y se debe procurar ofrecer los productos con la calidad requerida. No hay otra opción. De lo contrario, el cliente no estará contento y acabará por comprar a la competencia.

La mejor manera para la reducir de costes de calidad es esforzarte en optimizar a los procesos de producción para que generen la menor cantidad de fallos posible, ya que cada fallo supone un nuevo gasto para la empresa.

También, existen recomendaciones para reducir el coste de calidad relacionado con una planificación de inversión y de costes adecuada y con asesorías, aprovechamiento de recursos, automatización y optimización de procesos que disminuye costos y acelera la producción, con la implementación de lean manufacturing.

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